Hace poco la BBC Mundo publicó un artículo sobre el micromachismo. Queremos compartir las acertadas reflexiones de sociólogas, activistas, periodistas y blogueras, quienes gracias a sus investigaciones nos aclaran la procedencia de este fenómeno.
Este término no es nuevo: el psicoterapeuta español Luis Bonino Méndez lo dio a conocer en 1991, como una categoría en la cual agrupar aquellas prácticas como «pequeñas tiranías«, «terrorismo íntimo» o «violencia blanda«.
Según el artículo de la BBC Mundo, este fenómeno incluye una variedad de gestos, actitudes y comportamientos cotidianos que son interiorizados y además justificados como naturales.
Los escenarios donde se expresa esta conducta son diversos y se han convertido en tema de debate entre los expertos.
El sociólogo francés Pierre Bourdieu ya había expuesto el término de «violencia suave» o «neomachismo«, que sería un machismo más sutil en una sociedad que lo tolera menos. Estas situaciones solo revelan que la desigualdad entre hombres y mujeres permanece aún vigente.
Por otra parte, no todas las expertas consultadas por la BBC Mundo estuvieron de acuerdo con esta definición.
Catalina Ruiz-Navarro, activista y columnista colombina, afirma que «no me gusta el concepto micromachismo, porque hacemos creer que son inofensivos. No tiene sentido distinguir entre micromachismo y el machismo propiamente dicho«. Esta activista promovió la etiqueta #MiPrimerAcoso, a través de la cual muchas mujeres compartieron en Twitter dolorosas experiencias.: »
La socióloga salvadoreña Laura Aguirre comparte la posición de la activista colombiana. Recalcó: «es una violencia cotidiana que sufrimos las mujeres y que se desvaloriza».
Por lo tanto, ambas prefieren llamarlo «machismo cotidiano».
¿De dónde proviene?
Según Aguirre, «en las actitudes y acciones cotidianas de acoso y abuso hacia las mujeres se podría encontrar la explicación de por qué muchas, que no todas, son golpeadas, violadas, desaparecidas o asesinadas (…) Nos educan en un sistema que nos pone una contra otra. Así, nosotras mismas incurrimos en comentarios como `parece puta´ o `las mujeres son muy complicadas´».
Por su parte, Ruiz Navarro observa que «al fin y al cabo, la lógica del hombre que grita a una mujer en la calle y el de un feminicida no son tan distintos. El primero cree que el cuerpo de la mujer está a su disposición, para que le adorne el día. Y el segundo también lo considera a su disposición, para llegar hasta sus últimas consecuencias, quizá porque no lo obedeció«.
Ambos expertos coinciden en que el «micromachismo» no es una actitud exclusiva de los hombres, las mujeres también participan de esta lógica.
Algo muy importante que reconoció Aguirre es que cuando no tenía información sobre este tema, ella misma se hizo muchas veces cómplice de este tipo de prácticas.
«Me comportaba como los hombres y eso me dio un espacio entre ellos», recordó.
América Latina y su made in machista
El último informe de las Naciones Unidas sobre el feminicidio, el cual se presentó en el mes de abril de este año, reveló que entre los 25 países con mayor tasa de este tipo de crímenes, figuran 14 países latinoamericanos.
Luiza Carvalho, directora de ONU Mujeres para las Américas, declaró que «el fenómeno sigue en aumento en la región y la aplicación de la justicia sigue siendo limitada, con una 98% de impunidad«. Además, añadió: «estamos lejos de empezar a hablar de que, tras pedir una cerveza y una Coca Cola en un bar, y a mí me sirvan el refresco y a mi esposo la bebida alcohólica, eso es micromachismo«.
Las soluciones
La periodista Ana Requena, fundadora del blog Micromachismos, comenta que las que participan en su blog son mujeres de entre 18 y 40 años. Parece mentira, pero estas mujeres se sorprenden de que en su generación aún continúen y persistan las actitudes machistas.
Requena agrega que para combatir este problema es indispensable que los hombres se hagan una autocrítica. Sin embargo, la lucha también tiene que aparecer por otra parte. Uno de los puntos clave para comenzar a tratar este problema social es «la educación en igualdad», afirmó la periodista. Todo esto tiene que comenzar a generarse por el Estado, a través del «apoyo a modelos no tradicionales de mujer».
Es un trabajo de todos y de todos los días, porque no existe una «poción mágica para dejar de ser machista».
Este tema sigue generando debate, pero es un buen momento para detenerse y evaluar qué tan cómplices o víctimas somos de estas situaciones.
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