mascara facial

La mascara, mascarilla, cubrebocas, careta… Este accesorio que se ha vuelto indispensable e incluso obligatorio.

Nunca imaginé tener que usar algo así como parte de mi atuendo, y bueno, como he estado encerrada mucho tiempo y salgo cuando mucho una vez a la semana, pues lo uso poco. Sin embargo, ahora que nos empezamos a preparar para el regreso a “la nueva normalidad” se empieza a posicionar y a salir cualquier cantidad de diseños; sofisticados, simples, muy seguros, o no tan seguros. Mucha gente sigue sin usarlos, y los que sí los usamos pues nos empezamos a habituar…

Es interesante el efecto que tiene porque tapa mi cara y no se nota mi expresión, paso desapercibida, no se nota quién soy, eso me parece raro. No estoy habituada a tapar de forma tan evidente mi rostro, por lo que me reconocen, por lo que sabes si estoy bien, mal, triste, contenta, enferma, o enamorada… Vas por el súper al que vas siempre, en el que sueles encontrarte personas para saludar, y se siente como que todos nos cubrimos la identidad, ¡como que no sabes quién es quién!

Ya no puede saber la cajera si soy la misma de siempre, tendría que hacer un gran esfuerzo para reconocer que la que está de tras de esa máscara soy yo, la señora de siempre… quizás, poco a poco nos habituaremos a reconocernos con todo y máscaras. Qué curioso se escucha, «máscaras», tener que vivir con una. Como en película de ciencia ficción.

¿Cambiaremos nuestra forma de expresarnos si esto sigue siendo un accesorio constante? ¿Cómo haremos para mostrar molestia, o atracción, o pena, o alegría? creo que es una forma de ocultarnos y siento que lo que necesitamos es justo lo contrario, ser más expresivos, honestos y transparentes, decir cómo estamos y lo que hemos aprendido en esta cuarentena.

Quiero ser capaz de que se note mi emoción a través de todo lo que pudiera tapar, y pondré mi intención en ello, y a la vez, no quiero tener que acostumbrarme a tener que taparme el rostro. Nunca imaginé que esto que siempre vimos como reprensión o sometimiento en las mujeres de medio oriente, usando hiyab (no por las mismas razones) se pudiera convertir en algo normal o cotidiano. Deseo profundamente que esto no pase y que pronto regresemos a mostrar nuestros bellos rostros, con expresiones y de más.

Y mientras que vamos por las calles con el rostro tapado, déjenme contarles todo lo que he descubierto de esta nueva prenda.

He estado haciendo una investigación -porque estoy desarrollando un protocolo para regresar a la oficina-, y he visto diferentes tipos de cubrebocas y ahora podemos encontrar de todas formas, niveles de protección, de materiales. Sí, hay que aprender a usarlas, porque necesitamos que nos proteja, y proteger a los que nos rodean por si llego a estar contagiada, no contagiar a otros. Así que saber usar el cubrebocas, es importante.

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Primero, que esté limpio. Si es de tela hay que lavarlo cada vez que se use, si es desechable, no lo podemos usar mucho tiempo y hay que desecharlo de manera cuidadosa, envuelto en una bolsa de plástico. Desgraciadamente esto se está convirtiendo en un problema, de nuevo, con esto de la basura que contamina nuestro planeta, no sé cómo debemos hacer para no afectar tanto nuestro medio ambiente, porque está muy cañón tanta basura que sale por la situación de la pandemia.

Cooperar de la manera que más se pueda ante la contaminación. Por ejemplo, yo uso cubrebocas de tela, una amiga me hace unos re chulos, que hasta me parecen divertidos y cómodos, y lavables. Cuando lo tenga que desechar, supongo que no contaminará tanto… lo que sí, es que tengo desde el primer día que salí usando estos que mi amiga me ha hecho así que no he tenido que tirar ni uno.

Lo que he descubierto es que sí debemos saber que protege pero también debe pasar oxígeno para tener qué respirar. Entonces… he pensado que si se usa mucho tiempo un cubrebocas, podemos correr el riesgo de afectar la calidad de oxígeno que respiramos o viciar ese aire que entra y sale, y es lo que necesitamos para vivir.

Necesitamos encontrar la manera de cuidarnos sin perjudicarnos, porque necesitaremos volver a la vida, pero sin hacernos daño, y cuidando de los demás también, así que encontremos el justo medio para continuar en esta experiencia que nos tiene tan ocupados descubriendo nuevas formas de vivir.

Y una de ellas que sigue siendo una que ayuda mucho, es quedarse en casa… un rato más. Si podemos hacerlo hagámoslo, ya habrá tiempo de salir y disfrutar de la vida en exteriores y con los nuestros.

Por lo pronto, cuando salgas, no toques tu cara; tu nariz, tu boca ni tus ojos, no toques el cubrebocas; manipúlalo de los resortes, y cuando lo quites lava tus manos antes de tocar tu rostro. Observa tus acciones porque todos tenemos hábitos inconscientes y eso nos lleva a tocarnos el rostros muchas veces al día sin darnos cuenta, poco a poco te darás cuenta, y la idea es dejar de hacerlo. Así nos protegemos todos. Y lavarte las manos ayuda mucho a mantener las manos fuera de infecciones, y te proteges a ti y a los que te rodean.

¡Continuemos cuidándonos y cuidando a los nuestros!

Serie despertar y permanecer despierta


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