Londres posee cierto misticismo, desde Peter Pan hasta Harry Potter, son historias cautivantes escritas en esta ciudad y debo decir que esas fantasías  son  muy palpables, tan así que Christopher Kane presentó una colección con los torrentes Crocs en ella. Y pues sí, creer que los Crocs son parte de la moda es ser «muy» fantasioso. Más allá de los Crocs, Kane presentó una colección elaborada con un tema muy metálico en telas y aplicaciones,  por ejemplo, un vestido corto estaba hecho de cadenas.
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Roksanda fue de mis favoritas, creo que la que más me gustó. Vestidos muy femeninos, cuellos colegiales en vestidos y camisas  rectas con colores mixtos (rojo con negro, o  con amarillo) una colección muy fascinante.  Adornos de parches floreadosen las sedas creaban una unión demasiado interesante.
Hablemos de Burberry… Muchos editores aclamaron esta colección. En lo personal debo decir que no. No porque  sea fea, no lo fue. De hecho se vieron piezas interesantes y me gusta el concepto de crear ropa que sirvan tanto para mujeres como para  hombres. Sin embargo, su concreto (muy Hamilton) me pareció exagerado. Una cosa es la tendencia y otra presentar una colección que parecía más el vestuario para una obra de teatro o un film de época isabelina en una pasarela. Christopher Bailey obsequió a sus invitados una copia de «Orlando», obra  escrita por Virginia Wolf. Este libro se trata de un hombre aristócrata en Londres que cambia su sexo y sus vivencias, el regalo aludió a la inspiración de la colección: el bi-generó. También recibió a los invitados con champaña y una reinterpretación de lo que ocurre en su atalier a la hora de crear. Luego los editores se sentaron y vieron una colección basta en telas con brocados, pantalones pijamas y  el ocasional «Trench Coat»  por el que la marca es conocido, también bolsosque pueden usar hombres y mujeres.
En fin una ciudad que enamora, una música que cautiva y sin duda,  una moda divertida que marca tendencias. Londres en su gracia será por siempre innovadora. El carácter, la actitud y lo que propone no solo es vestible; también es amigable.
Siempre agradecida y con ganas de nunca irme me despido de Londres y en unos días decimos «Ciao Milano».
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