Llega el final de una administración política para los Estados Unidos que a mi criterio fue positiva, ingeniosa, y sobre todo progresista. Esta administración no se trató de un presidente,  sino de un equipo: el Presidente y su esposa Michelle Obama, de la que hablaré hoy.

En este último año hablé mucho de la forma de vestir de Michelle y el impacto diplomático y político en que ella infería. Hablé de lo estudiado que fue para esta mujer escoger diseñadores, colores, modelos,  acordes a la situación que estaba viviendo. De hecho no voy a recapitular cada instante, para esto las invito a leer mis últimas columnas, lo que sí haré es agradecer que hizo.

Esta Primera Dama, abogada graduada en Princeton y Harvard, tuvo acertadas selecciones al vestir que sirvieron en conjunto como material político.

 

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G R A C I A S

Gracias porque hizo de su vestimenta una conversación, viral a veces, que iba siempre de la mano de un aleccionamiento, bien fuera trasmitiendo un mensaje de unión y aceptación a la diversidad, como fuera en la post derrota electoral, o un saludo diplomático al recibir presidentes extranjeros valiéndose de  diseñadores del país de procedencia , como lo hiciera al  vestir Verá Wang (Chino Americana) para recibir al mandatario Chino, por ejemplo.

También le doy las gracias por su influencia en el mercado. La Primera Dama que fue portada de Vogue América tres veces, hizo de la moda un tema serio. Desde condecorar al Metropolitano de Nueva York por el «Costume Institute» hasta promover la exposición sobre la evolución de moda americana, historias de los vestidos de  Primeras Damas y una exposición de sus propios  atuendos como tal  en el Smithsonian. Michelle Obama ha usado su influencia e impecable trayectoria para darle a este rubro un tono serio y respetable. También hizo talleres en la Casa Blanca para estudiantes de moda junto a Jason Wu (Taiwanés-Canadiense graduado en América y establecido en ese país) quien fue uno de los varios diseñadores que la vistió.

Una infinidad de grandes nombres hasta las marcas más accesibles como JCrew, tuvieron el privilegio de vestir la Primera Dama, con su anuencia, picardía  y entusiasmo. De hecho su primera anotación en moda fue cuando Jay Leno al entrevistarla en el 2008, cuando apenas era la esposa del candidato presidencial, y este le pregunta «Cuánto cuesta su atuendo?»…( la pregunta venía dada a que la candidata a la vice presidencia de la contraparte republicana estipulaba un presupuesto de guardarropa de más de 150mil dólares)… Michelle Obama respondió, “Lo conseguí en JCrew, no recuerdo el precio, pero esta bonito no?” Estratégicamente formidable.

Será recordada por muchas otras cosas, pero el rubro de la moda sin duda estará eternamente  agradecido por haber hecho  que éste pasara  de una noción casi banal a ser parte de decisiones  inteligentes, decisiones pensadas y políticamente estratégicas.

Siempre he dicho que la vanidad es un reflejo de la inteligencia y este fenómeno ayuda a mi argumento. La moda no es un capricho es un complemento al éxito. En la era donde impera lo  visual, donde todos somos grandes fotógrafos, la imagen que reflejamos y exteriorizamos  es el primer paso a… sea lo que sea que estemos destinados a hacer.

Michelle Obama no solo entendió esto, lo puso en práctica y lo hizo de manera  increíble. Nos toca esperar a ver que va a pasar. La Duquesa de Cambridge parecía tener cierta similitud de carácter a la hora de vestir, como dije hay que ver.

Gabi Ramos desde Nueva York.

Gabi Ramos desde Nueva York.

 


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