Si eres de las que nunca tienes pleitos en pareja, ¡felicidades!, vives en la anormalidad, je.
Pero si eres del team «sí hay pleitos», este texto te va a gustar.
Me lancé a la búsqueda de los mejores consejos para evitar o manejar de mejor manera los pleitos en pareja y estos son los cuatro mejores -en mi opinión-:
- No te empeñes en ganar. Yo sé que tod@s pensamos que el otro es el equivocado… peeeero… Si ya viste «Becoming» de Michelle Obama, quizá recuerdes la anécdota que dio cuando ella y Barak fueron a terapia de pareja. Ella comenta algo así: «Yo fui para que me dijeran cómo arreglarlo a él… ¡sorpresa!» Claro, me ha pasado también. Si nos empeñamos en que tenemos la razón, no avanzaremos. Pensemos, ¿vale la pena la batalla? Hay veces que sí, otras, no.
- Las diferencias serán reales. Es decir: no tienen que estar de acuerdo con todo y aceptarlo. No sé si ya escucharon el episodio de Lo femenino y lo masculino en el cine de ¡Qué lata!, pero ahí mi invitado hizo una reflexión súper valiosa y que viene al caso: si queremos que el otro esté de acuerdo en todo lo que estamos es buscando un espejo de nosotros mismos. ¡Así es!
- No asumas, pregunta. Algo que nos choca a las mujeres es que no sepan qué queremos y tenemos mala fama de que deseamos que nos lean el pensamiento. Pues esto hay que aplicarlo en todo. Antes de hacernos historias, mejor hablemos de frente y aclaremos dudas antes de que se conviertan en malos entendidos.
- Deja el ego y piensa en el punto de vista de tu pareja. Esta lección la vi en el episodio 9 de la temporada 10 de Modern Family, ja. Hay un pleito entre Jay y Gloria y él, «obligado» por un amigo budista, le dice a ella que no ha visto las cosas desde su punto de vista y se disculpa por ello. La verdad, no lo hace desde el corazón sino porque no le gusta pelear -le costó su celular en el pleito- pero ella, al ver su disculpa, también lo hace y se reconcilian. Eso me dejó pensando que pocas veces vemos las cosas desde la perspectiva ajena y el ego nos obliga a querer ganar… siempre.
Estos consejos se aplican siempre y cuando ambas partes estén dispuestas a trabajar. Si estás con alguien que «nunca se equivoca» y «siempre tiene la razón», mejor pregúntate qué estás haciendo así. Es imposible que alguien sea infalible… incluyéndonos a nosotras mismas.
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Madurar requiere de que a veces, dejemos ir las ganas de tener la razón y una disculpa siempre tendrá gran valor en el momento adecuado. ¡Sí se puede!
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