Older millennials es el término anglo que usan para llamarnos a las primeras camadas de esta generación, es decir, a los nacidos en los primeros años de la década de los 80. Otros nos llaman Xennials, ya que afirman que somos una generación aparte o intermedia que tiene la fusión de la anterior (la X) con los Millenials (también conocida como Y). Aunque nos cataloguen como quieran, vivimos la transición de lo análogo a lo digital y tanto nuestros gustos, como estilo de vida y nuestros hábitos de consumo, están cambiando al mundo.
Especialmente nosotros conocimos el teléfono de resortito, las grabaciones de cassetes, los fondos negro y verde de las primeras computadoras, jugamos en la calle stop, las trais, encantados, escribimos cartas secretas con plumas de colores y conocimos las caricaturas románticas que hacían llorar tipo Candy, Remi o Heidi y luego… PUM! todo se transformó: vimos llegar la revolución tecnológica que también supimos cómo usar… a diferencia de los millennials más pequeños (nacidos en la década de los 90) que sólo conocieron eso, nosotros fusionamos lo mejor de ambos mundos.
Actualmente representamos el 30% de los consumidores en Latinoamérica, y para las marcas somos un reto, vaya un hueso duro de roer en este sentido.
– Solemos fijarnos más en la opinión boca a boca que en el prestigio de una marca. Por eso que salieran del anonimato los hoy llamados influencers.
– Amantes de ofertas y promociones, sabemos hacer rendir nuestro dinero, no nos casamos con marcas caras ni de tradición. Podemos cambiar y probar cosas nuevas en un tris. Además de esperar fácilmente a la temporada de rebajas con la idea de «si es para mí será para mí».
-Somos multi niveles, así como podemos comprar alguna prenda de diseñador en la 5ta Avenida de N.Y, nos podemos adentrar en las pacas de la Lagunilla para descubrir algún tesoro vintage y mientras tanto echar el ojo en las tiendas fast fashion y low cost que ya te sabes.
– Somos greeners y petlovers, así que optamos por productos cruelty free, biodegradables, ecoamigables, sin parabenos, sin pesticidas, no tóxicos, orgánicos, libre pastoreo, apoya el comercio local, sin daño ambiental, sin gluten, sin lactosa…(jaja) y mil cosas que aunque ni sepamos, nos hacen sentir que no arrasaremos con el planeta y que lo que consumimos tiene una causa ulterior.
-Aceptemos que también somos parte de una sociedad narcisista, donde imperan las selfies, el yo-yo, los blogs personales, las stories tipo diario, los tutoriales no profesionales, los perfiles editados en las redes y esto se traduce en que nos inclinamos por lo personalizado: nuestras iniciales grabadas, campañas dirigidas a nosotros, «gente común» en los medios, los reallity shows, vaya… que la intimidad se vuelve pública.
-Por lo mismo estamos muy interesadas en el mundo de la belleza, así como inclinados a lo healthy y la vida saludable. No somos expertos dermatólogos ni nutriólogos pero nos creemos y la verdad es que tenemos mucha más información de ingredientes y sustancias que otras generaciones. Aparte de que los hombres se involucraron más activamente en este campo.
-También aunado al punto anterior estamos en el boom del culto al cuerpo, a aprender deportes extremos, a atiborrar los gimnasios, a correr todas las carreras y maratones, a contratar a health coaches y body builders, a tomar suplementos, complementos, energetizantes, quemadores de grasa y hacer dietas, ayunos y conteos calóricos como si fuéramos atletas de alto rendimiento.
-Aparte también nos enamoramos del libro por su portada, es decir que a pesar de hacer compras más concienzudas, nos gana el impulso visual, si nos atrae el empaque bonito (ojo a este blog de nuestra editora), el filtro, la cajita, la bolsa de la tienda… ya la hicieron. Y además no nos importa si lo consideran infantil… todos tenemos un poco del síndrome Peter Pan de los niños eternos.
-Y para viajar tenemos eso que yo llamo «sabiduría hippie chic» (del tema acabo de escribir un artículo) que fusiona lo mejor de ambos mundos (los viajes gran turismo con lo mochilero)…
¡qué buenos somos en eso de las fusiones!… vivir en una época de transiciones tiene grandes ventajas, o ¿tú qué opinas?
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