Por Patricia de la Fuente**

En muchos casos, uno de los actores más difíciles a vencer en el trabajo virtual con niños, es la presencia del padre o la madre.

Desde que se declaró la Jornada de Sana Distancia, las más de 250 mil escuelas de todo el país, universidades, centros de formación y desarrollo infantil cerraron sus instalaciones por instrucciones de la Secretaría de Educación Pública (SEP).

Al igual que sucedió con otros sectores, los equipos directivos y docentes de los centros tuvieron que tomar medidas de adaptación de manera muy rápida para asegurar la continuidad de los contenidos didácticos, en el mejor de los casos. Para muchos la solución fue establecer contenidos en línea como el proyecto #AprendeEnCasa en YouTube de la SEP.

En otros casos, tratamos de mantener las clases en vivo de manera virtual, ya fuera con herramientas y plataformas propias de tecnología o con las que están disponibles en línea de manera gratuita como Zoom, Google Classroom o Skype.

Pero todo este proceso también fue un reto para alumnos y padres. Uno de los ingredientes que ha hecho de esta situación algo muy particular es la presencia de los papás y mamás en las clases de sus hijos. Este acompañamiento, lejos de ayudar, a veces interfiere con la atención de los niños, porque la relación que los papás han establecido con los hijos es muy diferente a la que éstos tienen con los maestros.

Entre padres e hijos existe una cierta lucha de poder y muchos niños, cuando están con su madre o su padre, tratan de llamar la atención para controlarlos, poniendo menos esfuerzo en su propio desarrollo.

Además, algunos padres no acaban de soltar las riendas y sienten que parte de su responsabilidad depende de su presencia física, cuando en realidad, un papá o mamá que promueve la autonomía en sus hijos no sólo está confiando en la capacidad de éstos, sino también en su propia habilidad como papá o mamá para no tener miedo a delegar.

Cabe destacar que los niños tardan menos tiempo en desarrollar su autonomía en la escuela que en casa; ya que en el hogar saben que pueden manipular a sus padres más fácilmente que a los maestros y esto hace que tarden más tiempo en tomar las riendas de su vida.

Permite que desarrolle su autonomía y sentido de la responsabilidad

Los padres deben comprender que los niños a partir de los cuatro años y en algunos casos, desde los tres, pueden manejar muy bien las herramientas tecnológicas, ya que son nativos digitales y, por lo tanto, pueden poner atención y seguir instrucciones de manera autónoma, sin necesidad de que ellos estén presentes de manera constante.

No obstante, es aconsejable que cumplan con un papel de supervisión mientras duren las clases, pero sólo por si el niño requiriera algún apoyo en particular. De lo contrario, el padre o la madre puede realizar sus actividades en paralelo sin estar al lado de su hijo de manera continua.

Una cosa es que no estén solos y otra es que estén pegados a ellos. Básicamente es una supervisión de lejos en donde el niño sabe que, si necesita de sus papás, puede recurrir a ellos, pero siempre con la premisa de que el niño puede solo y en momentos puntuales requerirá la opinión del papá o la mamá; o de algún recurso material que éstos tengan que proveer.

Esta libertad permite no sólo que el niño desarrolle su autonomía, sino también su sentido de la responsabilidad. A veces, aunque el niño puede, le resulta más cómodo que su madre o padre lo haga y entonces finge que no puede. Si permitimos que se desenvuelva por sí solo, el niño entenderá que puede y debe hacerlo.

Por lo tanto, la clave de las clases a distancia es que el niño pueda interactuar solo con el maestro en un espacio que sea fácil de utilizar y tomando las precauciones debidas con la computadora para que no pueda accidentalmente ingresar a un sitio que no es seguro.

Aunque el confinamiento ha generado confusión para muchos padres a la hora de enfrentar este tipo de situaciones con sus hijos, si podemos garantizar estos elementos, ¿por qué no dejar al niño o la niña que desarrolle su autonomía y sentido de la responsabilidad por sí mismo?

**Patricia de la Fuente Directora general y fundadora de Servicios Educativos para el Desarrollo Infantil, SEDI. Es especialista en educación y desarrollo infantil con más de 40 años de experiencia en temas como inteligencia emocional, disciplina positiva y el papel de los valores como base para la educación.


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