Veamos cómo el estrés afecta nuestro cuerpo:

  • Corazón: Hormonas como el cortisol y una presión sanguínea más alta ponen al corazón en alerta y listo para el ataque o la huida.
  • Sistema Nervioso: Dividido en sistema simpático (activación) y parasimpático (relajación). El simpático manda en estas ocasiones, por eso andamos activadas.
  • Cerebro: En situación de alerta, más receptivo a sensaciones, puede hacer que nos sintamos más susceptibles y jugarnos una mala pasada empujándonos a comer más de lo que necesitamos o a fumar para intentar calmarnos.
  • Músculos: Aumentan su tono temporalmente, por eso podemos sufrir contracturas con más facilidad. Reciben más sangre, preparados para moverse.
  • Sistema digestivo: Nuestro flujo sanguíneo se dirige, sobre todo, a los músculos, así que es probable que nuestra digestión no se realice de forma completa y podamos sentir el estómago agitado. Además, puede hacer que almacenemos más grasa.
  • Genitales: Puede llegar a producir disfunción eréctil en los hombres e inapetencia sexual en mujeres, por menor riego en la zona genital.

 

Un poco de estrés puede resultar positivo, ya que nos sentiremos más enérgicas en el día a día. Solo debemos aprender a reconducirlo y aprovecharlo a nuestro favor, pues si no sabemos controlarlo nos superará y puede derivar en problemas más graves.
¿Qué podemos hacer?

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