El cáncer mamario es la patología maligna más común en las mujeres; su incidencia se ha incrementado en los últimos 20 años, aunque la tasa de mortalidad ha disminuido, probablemente por la detección temprana y el desarrollo de terapias más efectivas.
La Mastectomía Parcial (o lumpectomía) cuando se combina con terapias postoperatorias de radiación es el procedimiento más común de extirpación en estadios tempranos, conservando la forma y la función de la mama, resultando en una reconstrucción generalmente sencilla, mediante el avance de colgajos locales (reacomodando su mismo tejido mamario restante).
La alternativa estándar a la terapia conservadora es la Mastectomía Total o Mastectomía Radical Modificada. En este caso se extirpa la totalidad del tejido glandular mamario, por lo que la reconstrucción inmediata con otro tipo de procedimientos es obligatorio. Esta reconstrucción puede ser de dos formas:
- Reconstrucción con materiales aloplásticos (expansor y/o implante de silicón definitivo)
- Colgajos a distancia con tejido autólogo, o sea tejido de la paciente ( abdomen, espalda y glúteo)
Generalmente, son dos tiempos de reconstrucción, además del tratamiento oncológico de quimioterapia y/o radioterapia, según sea el caso.
Al ser un evento traumático, tanto físico como emocional, el concepto de “Reconstrucción Mamaria” está totalmente justificado, ya que más allá de la estética, que es fundamental, el tema emocional es imprescindible. Citando la definición de salud por la OMS, ésta se refiere al “bienestar físico y mental”.
Siempre que acuden a consulta mis pacientes “les digo” que el principal motor por el que tienen que hacerlo es por ellas mismas, porque ellas son las que se conocen y ven diariamente su cuerpo comenta la doctora Lourdes Ortega.
¿Qué sigue después de la reconstrucción?
Primeramente, sentirse que están en proceso de curación y que en ese proceso tendrán que regresar a su vida de la misma manera como la llevaban antes, reintegrándose a la sociedad, “tanto en el trabajo, con su familia, con su pareja y con todas sus relaciones interpersonales”, que quizá sea un camino largo hasta que pueda declararse como “libre de enfermedad”, pero que bien vale la pena enfrentar el reto.
En la actualidad, con las nuevas técnicas, la detección más temprana del cáncer, así como la facilidad que ofrecen las instituciones tanto públicas como privadas y las organizaciones altruistas (con las que estoy comprometida y en las que participo dos o tres veces por año), ninguna mujer hoy en día debería dejar de reconstruirse para sentirse digna, amada y reincorporada la sociedad.
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