Para quienes solo piensen en Vallarta como un destino más de playa con sol, arena y cebiche de pescado les diré que además de todo eso, es un GRAN destino culinario.
No exagero cuando les aseguro que el Puerto cuenta con una variedad y calidad de lugares capaz de impresionar a los paladares más exigentes.
Quienes hayan leído mis entregas anteriores sabrán que ya hablé de chocolate y restaurantes frecuentados por los locales. Bien, pues ahora toca turno a la siempre sorprendente cocina gourmet.
Para empezar les diré que los lugares de los que van a leer a continuación no son los clásicos, conocidos y deliciosos ubicados sobre el concurrido malecón. Estos restaurantes son conocidos sí, pero sobre todo entre los comensales que gustan de la cocina de autor.
Opciones que tienes que conocer
Empezaré por hablarles de LAS GAVIOTAS.
Ubicado al interior del impresionante complejo Sheraton Buganvilias este no es para nada el típico restaurante de un hotel de cadena. Para empezar aún siendo huésped debes reservar si quieres ver la bella puesta de sol desde alguna de sus elegantes mesas y para continuar, aún si reservaste ni se te ocurra presentarte en shorts o tenis porque no habrá manera de que puedas entrar.
Una vez ahí, la experiencia es completa. Yo asistí a una degustación cuyo menú nos fue presentado en un papel de arroz comestible. Sí ¡leíste bien! Después de leer lo que me servirían, abrí boca con aquella hoja casi transparente de sabor parecido al de una oblea. Después de eso desfilaron frente a mí lo mismo un mousse de aguacate con escamoles, que un robalo con puré de gusano de maíz, que un pulpo en salsa de frijol y chapulines –platillo que tocó mi alma oaxaqueña –.
Y si te estás preguntando cómo sobrevivir a una mezcla de sabores tan intensos, te diré que lo logré gracias a unos pacificadores de menta. Se trata de una cápsula de yogurt mezclado con salsa de menta y sobre eso un merengue del mismo sabor que previamente fue pasado por nitrógeno helado. Es solo un bocado pero realmente limpia el paladar de cualquier rastro de sabor para que puedas seguir degustando las delicias del lugar.
Ahora, si lo tuyo es la intimidad y el petit comité, entonces no te puedes perder una cena en el ICÚ. Es un lugar de tan solo seis mesas y con capacidad para no más de treinta personas. Aquí no hay vistas espectaculares porque ¡ni siquiera hay ventanas! El lugar es un concepto que rompe con todo la oferta de Vallarta, pero cada bocado vale la pena. La idea es de un par de jóvenes chefs que han logrado posicionar su lugar como uno de los mejores del destino gracias a su reinterpretación de sabores típicos, pues lo mismo encuentras platillos tan fuertes como un pulpo pibil con frijol negro y tuétano que postres casi etéreos como la espuma de arroz con leche, todo aderezado por la inigualable atención personalizada que Mauricio Leal y Josué Jiménez le ofrecen a cada uno de sus comensales.
Por ultimo pero no menos importante les hablaré de CAFÉ DES ARTISTES que no es otra cosa que un verdadero banquete de primer nivel para todos los sentidos.
Lo primero que te roba el aliento es la propiedad y la exquisita decoración de cada uno de sus espacios. Cada rincón tiene personalidad y carácter propios. Lo mismo cuentan con terrazas cuyas paredes parecen devoradas por una exuberante vegetación casi selvática, que con salones ataviados con pisos de incrustaciones metálicas y muros repletos de pedacería de espejos, que con mesas “amenazadas” por cientos de gotas de cristal que parecen caer del techo en cualquier momento.
Cada espacio también cuenta con innumerables obras de arte plástico y su propia ambientación musical. Si todo esto te suena ecléctico el menú lo confirma por completo y para muestra solo tres botones: coliflor en salsa de vino tinto, foie gras al mezcal y de postre chile habanero relleno de mousse de maracuyá. Si estas en Vallarta por negocios, vacación o luna de miel este bistró ideado por el chef Thierry Blouet – de origen francés pero de corazón vallartense desde hace más de veinticinco años – es sin duda una parada obligada.
No se preocupen que no cerraré este texto sin incluir una cata, que tratándose de esta región no podría ser de otra cosa que de raicilla.
Este destilado es un primo hermano del mezcal que está estrenando la denominación de origen que le fue entregada apenas en junio de este año. Con esta declaratoria D.O. seguramente empezaremos a ver la bebida en todo el país y fuera de él, aunque su consumo en Jalisco lleva siglos.
Para paladearla acudimos a LA LULÚ RAICILLERÍA. Es un animoso restaurante bar en el que los visitantes pueden degustar platillos típicos y bebidas variadas, pero sin duda la estrella del lugar es el Arre corazón, la marca de la casa creada por el chef propietario Guillermo «Memo» Wulff y el maestro raicillero Fernando Castillón. Amantes de esta espirituosa se han aventurado a producir no solo la versión blanca clásica, sino fusiones con jamaica, albahaca y hasta pasiflora pero ¡cuidado! No te dejes llevar por el nombre, pues esta delicia contiene por lo regular unos 45 o 50 grados de alcohol, por lo que sin duda, merece ser tomada con respeto – literal –.
Por todo lo anterior si aún no tienes planeado dónde pasar el fin de año y tienes ganas de una experiencia redonda, espero que consideres Puerto Vallarta. Estoy segura que no te vas a arrepentir.
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