Creo que este último año ha sido inevitable separar la política de, bueno, todo. En la moda esto no es una excepción. Puede parecer curioso, más si nos estás leyendo por primera, pero si nos vienes siguiendo sabrás que para nosotros la moda y lo que pasa en el mundo son temas que se complementan. Siempre he argumentado que la moda no es más que un reflejo antropológico, social, económico y político de lo que está ocurriendo en el mundo. Es la forma más directa, artísticamente hablando, en la que el humano manifiesta lo que siente y en un ambiente tan político como el que vivimos, esto no es una sorpresa.

El pasado lunes el Council of Fashion Designers of America (CFDA), se reunió en el Hammerstein Ballroom de Nueva York, para celebrar su premiación anual. Conocido como los «Oscars de la moda», esta ceremonia sirve para honrar y premiar en América, a aquellos diseñadores y creativos que han gozado de un año exitoso. Casi siempre se torna redundante quienes nominan y quienes reciben los galardones, pero en esta ocasión fue diferente ya que la noche estuvo llena de sorpresas.

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Seth Meyers, modeló un tux de Thom Browne sin calcetines, fue el anfitrión de una noche en la que la narrativa del evento fue sumamente política en temas migratorios, derechos de género y activismo social, obvio todo dentro el contexto de la moda. Esto no es de asombro, pues las pasarelas han tenido estas connotaciones. Sin embargo, repito, sí es primera vez quAe estos premios muestran una tonalidad tan marcada y muy diferente a su antigüedad.

Seth Meyers

Para el final de la noche, casi todo los ganadores dieron un discurso con alguna nota política. La misma culminó con una presentación en la cual se rindió honor a la feminista Gloria Steinem, Cecile Richards de Planned Parenthood y a la cantante Janelle Monáe, por su trabajo y esfuerzo en organizar la «marcha de mujeres» en Washington DC.

Diane Von Furstenberg, presidenta del CFDA y de origen belga, pidió a todos los inmigrantes en la sala, levantar su mano durante el discurso inicial. Kenneth Cole, galardonado con el premio Swarovski Por Cambios Positivos, dijo: «Gracias por reconocer un modelo de negocio socialmente y sosteniblemente consciente». Pat McGrath, británica y ganadora del Founder Award, declaro: «La moda es una industria en la que los verdaderos conocedores son todos extranjeros”. Por su parte, la señora Monáe, cuyo discurso logró una ovación e euforia increíble, citó a Hillary Clinton en su discurso sobre los derechos humanos y de la mujer, expresó: «Los derechos de LGBT, son derechos humanos. Los derechos de los inmigrantes, son derechos humanos y los derechos de las minorías, son derechos humanos».

Sin embargo, los elementos más llamativos de la noche no fueron las palabras, sino los ganadores. Aunque Steven Kolb, director ejecutivo de la CFDA, instó a los asistentes a mirar a su alrededor cuando dijo: “esta noche la creatividad estadounidense se encuentra en todas partes», en gran medida la «creatividad» que se honró no fue estadounidense.

Janelle Monáe

Esto no es un argumento peyorativo, simplemente fue así. Los tres premios más importantes de la noche: diseñador del año en ropa de mujer, en ropa de hombre y en accesorios, se otorgaron a diseñadores extranjeros radicados en los Estados Unidos.

Raf Simons, el diseñador belga que tomó el timón de Calvin Klein en agosto, y cuyo primer espectáculo tuvo lugar en febrero, ganó las categorías masculina y femenina. Stuart Vevers, el británico que se ha encargado de revitalizar Coach, fue nombrado diseñador de accesorios del año.

El premio Fashion Icon, se hizo en honor a la fallecida Franca Sozzani. La legendaria editora de Vogue Italia, sí italiana, quien perdió una corta batalla contra el cáncer el pasado diciembre a los 66 años, recibió el premio que previamente habría sido ganado por Beyoncé, Rihanna y Johnny Depp. Esta es la primera vez, en mucho tiempo, que se honra a una intelectual y no a una celebridad, pero esto no sorprende ya que el trabajo de Franca siempre marco pauta y no solo en la moda, sino también en lo social, económico y político. Demna Gvasalia, diseñador georgiano con sede en Suiza que se presenta en París, ganó el premio internacional por su trabajo en Vetements y en Balenciaga.

Incluso, Fernando García y Laura Kim de Monse, ganaron el premio Swarovski por el talento emergente. Ambos nacieron y se criaron en otros lugares antes de trasladarse a los Estados Unidos para ir a la escuela y comenzar sus carreras en el país. El americano Rick Owens, quien recibió el Life Time Achievement Award, radica en Londres en vez de su país natal.

En otras palabras, si se quiere argumentar la importancia de la inmigración, de la integración transfronteriza, de la ausencia de muros y de la renovación y el renacimiento que viene desde perspectivas extranjeras, podrían usarse estos premios como ejemplo.

Las victorias del Sr. Simons y el Sr. Vevers, reflejaron la necesidad de nuevas visiones e ideas, proveniente de otras industrias para reinventar la americana. Ambos hablaron de lo imposible e ilógico que sería tratar de limitar la creatividad de cualquier tipo -intelectual, artística o práctica- basado en nacionalidades. Los procesos creativos son amplios y su base está en la integración de ideas, emociones y eventos.  La presencia internacional en el escenario del CFDA, el lunes por la noche, dio razón al porqué esta institución se ha unido con la Mark Zuckerberg, para respaldar al grupo sin fines de lucro Fwd.us en apoyo y mejoras al tema de inmigración. En conclusión, para que la industria local sea competitiva a nivel mundial, necesita talento global.

En un mundo donde Trump entre insultos, amenazas e ideas ridículas, se mezcla con una Theresa May, quien alude que «hay que perder un poco de humanidad para defenderse del terrorismo», es reconfortante saber que el mensaje social sigue siendo de integración, oportunidad y creación.

Gabi Ramos

Gabi Ramos


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