Recientemente, en varios medios de comunicación se ha hecho eco de un libro publicado por la economista norteamericana Emily Oster titulado «Expecting Better», donde se desmontan, en teoría, algunos mitos populares sobre las restricciones del embarazo.

Polémico libro y recomendaciones

Según se cuenta en este libro, beber alcohol no estaría desaconsejado una vez superados los tres primeros meses de gestación. Al contrario, es incluso recomendable, asegura su autora Emily Oster. Sin embargo, las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud determinan que una sola gota de alcohol lastimaría al feto en esta etapa tan delicada en la que se forman sus riñones. Cuando ella quedó embarazada decidió recopilar los datos de los estudios publicados desde los años 80 relacionados con la gestación. Así se decidió a escribir este libro en el que desmonta «creencias tradicionales en torno al embarazo» como, además de lo del alcohol, que se puede tomar café y comer pescado crudo con tranquilidad y que el reposo en cama para evitar un parto prematuro no tiene mucha base. Luego escribió un segundo libro sobre los tópicos en la crianza de los hijos, pero eso es para otro post aparte.

Comer jamón serrano e ibérico

Ya sabéis que en España es típico tapear queso y jamón y, sobre todo en el sur de España, desayunar un pan tostado con aceite de olivo y jamón. Pues ese fue mi principal antojo desde el comienzo de mi embarazo. Según las recomendaciones, está prohibido que una embarazada tome fiambre y es preferible que se evite el queso. Bien, pues avanzados unos meses, y en vista de la cercanía de las Navidades y las comidas familiares, consulté a mi doctor quien me derrumbó por completo ese mito de «jamás comerás jamón estando embarazada».

Los controles sanitarios al jamón ibérico que se consume en España (por ende, se exporta fuera de nuestras fronteras) son exhaustivos y no contienen la famosa bacteria que puede afectar a las embarazadas y sus fetos. Esa bacteria está en un porcentaje tan mínimo que es casi imposible contagiarse por el propio proceso, además de la curación del jamón que pasa meses y meses secándose y no es un fiambre propiamente dicho. Eso sí, mi doctor me advirtió que cualquier cosa con moderación.

¿Otros alimentos vetados durante el embarazo?

Nos ocurre lo mismo con el pescado crudo y el sushi. Sanidad obliga a que para estas preparaciones el pescado haya sido previamente congelado y de esta forma esté exento de la bacteria que nos contagia salmonelosis o anisakis. Sin embargo, embarazada o no, siempre cualquier persona tiene que asegurarse de consumir estos productos en lugares higiénicos y que den cierta seguridad.

Una cerveza o copa de vino tampoco es algo que no podamos probar nunca estando embarazadas como dice en su libro Emily Oster. Yo me concedía una o dos a la semana y creo que muchos estudios científicos aseguran que su consumo es incluso beneficioso. Repito, sin abuso, nada de varias ni diariamente. Además, siempre puedes acudir a la cerveza sin alcohol o mirar algunas artesanales que contienen menos alcohol y más lúpulo.


Síguenos en redes sociales como @KENArevista: