Pocas cosas son tan poderosas como el cabello en una mujer. ¡Cómo nos da seguridad… o nos la quita! El cabello y el cuerpo son dos elementos muy importantes en nuestra autoestima, les guste o no a los terapeutas, maestros del arte zen y a nosotras mismas. Ajá, ya sé que el poder de amor está dentro de nosotras, viene del interior… que si eres bella por dentro lo eres por fuera y que todos esos son estándares interiorizados marcados por la sociedad que debemos desechar. Todo eso lo sé (en mi cabeza), pero cómo afectan.
Se juntaron dos eventos para que llegara a esta reflexión: vi la película Nappily Ever After (Desmelenada) y la confesión de Linda Evangelista sobre un procedimiento estético que salió mal.
Linda y el cuerpo deforme
La súper modelo publicó en su cuenta de Instagram la razón por la que ha desaparecido tantos años.
Básicamente confiesa que se sometió a un tratamiento de criolipólisis (congelación de las células grasas, para así eliminarse) y tuvo un efecto adverso: en lugar de perder grasa, la acumuló. Esto para una persona a la que muchos llaman «un maniquí» ha de haber sido devastador. Dice que quedó deforme y que se ha sometido a dos procedimientos quirúrgicos para remediarlo.
No sé si recuerdan que en mi podcast ¡Qué Lata!, en la primera temporada, tuve una serie especial sobre «la relación con mi cuerpo» y exploré varias relaciones (casualmente no hablé del cabello, ahora que lo reflexiono). Para armar los episodios pedía testimoniales y el 90% de las entrevistadas sí tenían algún «problema» por cómo lucía su cuerpo. Dentro del 10% de las personas que me confesaron sentirse cómodas en su piel, una amiga me dijo que le impactó mucho conocer estas realidades y se puso a pensar por qué ella no ha tenido ningún tema de autoestima al respecto. Su conclusión: «es que siempre he sido flaca. No sé cómo sería si hubiera tenido sobrepeso en algún momento».
Entonces pensando en cómo una modelo altísima y «perfecta» podría verse deforme, para las mortales nos suena a «seguramente se vería como una mujer normal»… pero para ella eso, quizá, podría ser un cambio radical en su relación con ella misma. No tenemos idea, al momento de escribir este texto lo único que existía era su escrito en la cuenta de Instagram.
Pero el punto es que para ella fue tan impactante que decidió encerrarse por años. AÑOS.
¿Así afecta tanto a nuestra autoestima? Sí.
El cabello: o lo amas o lo odias
¿Ya vieron la película en Netflix?
Me movió traumas internos. Recuerdo que cuando estaba en la prepa (con muchas inseguridades) uno de mis puntos fuertes (de lo poco que me gustaba de mí) era mi cabello. Un día una compañera llegó con un corte divino, con unas capas largas y hermosas y corrí por ese corte con su mismo estilista. Carísimo. Y me peló. Las capas larguísimas de mi amiga se convirtieron en un estilo corto en mí y lloré frente al espejo por horas. Me sentía fatal. No quería salir, que nadie me viera… justo como Linda.
Si un mal corte casi siempre es una tragedia, en la adolescencia sientes que el mundo se te acaba.
Por eso se dice que hay pocas relaciones tan importantes como la que tenemos con nuestra estilista y cuando encontramos quien sí respeta nuestras decisiones de cabello, no queremos soltarla.
Un mal corte nos destruye (al menos por un rato), ¿recuerdan a la hermana de Fleabag y su peinado de lápiz? Esa poderosísima abogada quedó hecha una pulguita al descubrirse con ese look horroroso.
El cabello ha sido símbolo de poder, salud (emocional y mental… pregúntenle a Britney) y belleza. De opresión y manipulación también. ¿A qué me refiero? Prepárense para otra lección de Caro ex Afrofémina (que ya recomendé en el texto de Por qué es importante la representación). Y si bien este no era el texto original que venía en Afrofémina, si la sigues seguramente te enterarás de la relación entre el cabello y la raza.
@sugarkowalzcyk Les resubo: ¿Cuál es tu tipo de cabello? #tipodecabello #cabellobello #1a #1b #1c #2a #2b #2c #3a #3b #3c #4a #4b #4c #cabello4c #cabello #cabelloafro
♬ original sound – Carolina~
Les juro que esto también me hizo mucho sentido en mí misma. Si bien no puedo compararme con las personas afrodescendientes, me explotó la cabeza cuando entendí que me he quejado de mis rizos y siempre me ha hecho ruido que «hay que plancharse el cabello para no vernos desarregladas». Para vernos lindas, «con clase». Nice. Atractivas -al menos a los mexicanos-.
Los rizos son «informales» pero también «peligrosos» porque son sumamente sensuales y cómo nos atrevemos a estar en contacto con nuestra sensualidad (y provocar a los hombres, ¡válgame diosa!). ¿Se fijan?
Entonces rechazamos nuestros rizos y nuestra sensualidad. Y a nosotras mismas.
Aquí es donde regreso a la película. La protagonista TIENE que estar perfecta por todo esto que les digo. Y es pinchis agotador.
Agotador.
Agotador porque al final sí es importante para nosotras para sentirnos lindas.
Es terrible que nos obsesionemos tanto, que nos defina y que la gente nos defina por nuestras pancitas, piernas o peinados.
Por ejemplo, ¿sabías que en Corea del Sur traer el cabello corto es negativo… porque se asocia al feminismo y el feminismo es asociado a algo negativo? (Hay que saber que este país es muy machista y la misoginia es muy común, por lo que te dejo un video en donde se explica este punto que a mí me parece muy interesante).
Hay frases como «pelos largos, años cortos… pelos cortos años largos» que hacen clara referencia a que solo las personas jóvenes tienen permiso de traer una cabellera larga. ¿Ya pasas de cierta edad? ¡A la peluquería!
Afortunadamente con la Pandemia vino la tendencia de dejarse las canas (¿será que cambie pronto esta tendencia?) porque también el mostrar canas es sinónimo de descuido, de «dejadez». Antes de que se pusiera de moda (porque no había de otra… ya que estaban cerradas las estéticas para el retoque de raíz) una mujer canosa era poco atractiva. Y no solo en México, en todos lados. Recuerdo ver un video de unas anglo parlantes que contaban que en apps de citas los hombres le preguntaban «¿tu cabello es rubio platinado, verdad? No son canas…» Y ella respondía segura de sí misma que si no le gustaban, se podían ir por los cigarros al Oxxo y no volver más.
Así que sí, importan mucho nuestro cuerpo, la relación que tenemos con él y nuestro cabello en nuestro amor propio. Con ellos expresamos y nos expresamos, son parte aguas de momentos fundamentales en la vida y pocas cosas tan poderosas como «cambio de look» después de un mal momento. Para reinventarnos.
El poder de un buen corte.
¿Y qué tal esas frases -gordofóbicas- de «al menos vas a bajar de peso» cuando tenemos una tragedia?
El peso nos determina también. Diablos.
Ya sé no les estoy dando la razón de por qué el cuerpo y el cabello nos afectan tanto a la autoestima, más bien estoy dejándote mis reflexiones para que lo veamos y entonces, sepamos qué hacer con todo esto. ¿Queremos seguir viviendo así? Yo no.
¿Y tú?
Síguenos en redes sociales como @KENArevista: