Meghan Markle nos sorprendió a todos con su vestido de novia. Fue simple, puro y escultural. Cuello al hombro, manga larga y una falda al talle desembocando en una cola espectacular.  La Duquesa de Sussex no lució un vestido de princesa, prefirió un vestido hecho para una mujer con una agenda enfocada en sus libertades, poderes y autonomía femenina.

La diseñadora Clare Waight Keller es la creativa actual (primera mujer) de Givenchy. El vestido “Haute Couture” fue confeccionado con sedas e hilos pertenecientes a nacionales del Commonwealth Británico. Aunque la casa es francesa, el tener a una mujer británica para diseñar su vestido de novia, le rinde respeto y honra a la nueva nación que será su hogar.

Boceto de Clare Waight Keller para Givenchy.

Por otra parte, es una forma de rendirle homenaje al gran Hubert The Givenchy, que falleció este año, y a su casa de moda que durante nuestra historia moderna le otorgó a Hollywood y al mundo VIP una infinita gloria de glamour.

El velo de la novia fue de cinco metros y la seda tulle fue bordada a mano con 53 flores, que representan el respetable número de las naciones que conforman el Commonwealth. En el velo, vimos con simpatía bordada la flor conocida como “Califormina Poppy”, que representa el estado natal de la novia.

Boceto de Clare Waight Keller

La tiara de diamantes y platino de la reina Mary, hecha en 1932, fue prestada por la reina Elizabeth a Meghan Markel y fue escogida entre una selección de 11 tiaras.

Comparar vestidos entre concuñadas está fuera de lugar, considerando agendas tan diferentes que se manejan en términos de la monarquía.

El príncipe Harry es sexto al trono (luego de sus tres sobrinos), por lo que él y su esposa gozan de ciertas libertades que el hermano y la duquesa de Cambridge no podrían.

Es inevitable concluir que Meghan Markel se ha convertido en un símbolo de fuerza femenina dentro de la monarquía, con extraordinario porte, aunado a su brillante discreción e inteligencia, lo que nos ha sorprendido a todos. En específico,  su vestido de novia ha sido, sin duda, una grata y muy elegante sorpresa, cambiando sin perder los valores reales de la corona inglesa y ganando en clase y sobriedad.

 


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