El pasado lunes, durante la convención republicana para la candidatura a la presidencia de los Estados Unidos, se generó mucha polémica cuando la esposa del candidato Donald Trump, Melania Trump, ofreció un discurso con demasiadas similitudes al que Michelle Obama dirigiera a sus militantes en el 2008. Sin embargo, lo mismo no se puede decir de su atuendo.
A diferencia de todas las mujeres que han aspirado al rol de primera dama, la señora Trump decidió no llevar un vestido elaborado por una marca americana. Melania prefirió lucir un vestido entallado al cuerpo con mangas opulentas de Roksanda Ilincic, diseñadora serbia que reside en Londres.
En un escenario normal, considero que esto hubiera sido altamente criticado. El legado de Michelle Obama ha sido utilizar predominantemente solo marcas americanas en sus apariciones públicas para, de esta manera, impulsar a diseñadores como Jason Wu, Maria Pinto y Tracy Reese, tornándolos aún más famosos en el mercado americano.
Tomando en cuenta la bizarra campaña que Trump ha llevado adelante sobre la importancia de la producción en America vs el outsourcing, uno pensaría que su esposa vestiría una creación de un diseñador local. Aunque la controversia del discurso sin duda prevaleció sobre el cuestionable atuendo, su equipo de comunicación intervino explicando que la señora Trump había comprado el vestido en el portal web americano netaporter.com, a un costo de $2,190.00, justificando así que, aunque el diseñador no era local, la compra sí coincidía con la postura del impulsar la industria americana.
También se podría argumentar que las historias de la señora Trump y la diseñadora Ilincic tienen un paralelismo en el contexto geográfico de sus orígenes, pues ambas provienen de la extinta Yugoslavia y ambas han hecho una carrera provechosa en moda. Por su parte, Ilincic ha vestido a mujeres famosas, como la esposa del ex Primer Ministro David Cameron, Samantha Cameron, así como también a la Duquesa de Cambridge, quien recientemente usó uno de sus vestidos en Wimbledon, y en su oportunidad a la primera dama Michelle Obama en varias de sus giras internacionales.
Todo esto lo menciono porque no es una casualidad que la señora Trump, quien ha sido de poco protagonismo en esta campaña presidencial, escogiera este vestido. Ella, como modelo, conoce la importancia del mensaje visual que se transmite a través del atuendo.
Roksanda Ilincic crea vestidos conservadores al ojo del espectador, manteniendo sin embargo un look joven. El vestido de mangas largas con una pizca de grandeur al final, cuello redondo y cierre completo en la parte posterior, concuerda ciertamente con el mensaje de la campaña de su esposo.
La visual de cualquier candidato siempre es importante para su público. Melania Trump, quien ha mantenido un perfil bajo durante toda la campaña, solo ha contado con su apariencia más allá de su voz como mujer, como esposa o como profesional. Toca ver qué atuendos escogerá estos últimos meses, cuando la campaña se volverá más visual, más voraz, pública e ininterrumpida.
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