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Ya lo decía el Dr. House: “Todos mentimos”. Pero lo que a mí me interesa analizar en este post es POR QUÉ.

¿Te imaginas vivir en una ciudad donde nadie supiera mentir? ¿Qué raro, no? ¿Te imaginas cómo sería esa realidad?

Puedo visualizar una conversación con una amiga en mi cafetería de confianza un poco así:
– Hola Bianca, ¿cómo estás?
– Pues así que digas WOW, no. Ayer me quedé pensando que si quiero ser mamá, me tengo que apurar… Pero equis, al final me masturbé viendo un video súper mega candente de PornHub y dormí como un angelito. ¿Tú cómo estás?
– ¡Ay, la verdad alucino a mi marido! Si yo tuviera dinero, lo dejaba en tres patadas. Pero pues me mantiene, y ya sabes, los hijos y así. Me quiero esperar un poquito, unos cuatro años más. Y eso sólo si me va bien vendiendo filtros, maquillaje y aceites esenciales… ¡Cómprame, ándale!  

😄😄😄😄😄😄
OK, no

Pero bueno, esta realidad sin mentiras es el marco de la película The Invention of Lying (“Fantástico pero falso”, disponible en Netflix), donde absolutamente nadie sabe mentir EXCEPTO MARK BELLISON, interpretado por Ricky Gervais (quien además de protagonizar, escribe, dirige y produce este filme estrenado en 2009).

No te la quiero spoilear al 100% porque te la súper mega recomiendo, pero sí te voy a revelar una parte, entonces sigue leyendo bajo tu propio riesgo…

DECIR ALGO QUE NO «ES»

Cuando la mamá de Mark está muriendo, (ella) le dice que tiene miedo porque irá a un mundo donde no hay nada, lo cual ciertamente suena espantoso. Lo peor del caso es que lo dice con tanto sentimiento y tan consternada que a Mark le nace decirle “No, mamá, eso no es cierto. Cuando morimos vamos al cielo. Vas a volver a ver a todos tus seres queridos, serás joven otra vez y vivirás en una residencia”.

Si lo vemos así, perdón brujita, pero lo que yo entiendo es que la mentira nació por amor, ¡¡¡POR AMOR!!! #quealguienmexplique

¡¿Cómo puede ser esto?! ¡¡Si mentir es de las peores cosas que podemos hacer!! Se siente mal hacerlo y se siente de la patada cuando alguien nos engaña. De hecho no sé qué se siente peor porque claramente he estado en ambas situaciones.

Cuando llegué a la conclusión de que, al menos en la película, la semilla de la mentira era el amor –y no la traición– me explotó la tapa del cerebro.

LA EVOLUCIÓN DE LA MENTIRA

Ahora bien, puede ser que la mentira haya nacido del amor, pero creo que para 2020 todas sabemos que tiene más de una función.

Recientemente recordé mis épocas de Tinderella, en donde alguna vez me quité dos añitos, es decir, decía que tenía 37 cuando en realidad tenía 39.

¿Por qué lo hice? Bueno, pues porque yo sentía que ya era mega ruquenial y que nadie me iba a querer; nadie se iba a fijar en mí porque era claro que ya estaba más pa’llá que pa’cá. No importaba qué tan bonita, inteligente o buena onda fuera, a los 39 las mujeres estamos desesperadas por encontrar “un buen proveedor”, y por si fuera poco, nos quedan pocos óvulos útiles. ¿A quién le conviene ese negocio?

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Como yo conscientemente no quería comprarme ese cuento, mentí.

Dije que tenía 37 porque, bueno, a esa edad todavía tienes chance de ser mamá y de que no te juzguen tan cruelmente de loca histérica… o de ser “la típica chilanga quedada”, como me llamó una amiga cuando tenía 30 años, ¡¡¡30 TIERNOS AÑOS!!!

Y es que pa’cabarla, esto de loca histérica lo traigo a colación por lo que me dijo alguna vez un hombre: “Cuando vemos a una mujer guapa, exitosa, ya en sus mid-30s, soltera, lo primero que pensamos los hombres es ‘pues así será’. Es decir, seguramente tiene un carácter espantoso y por eso está sola”. Nota: me lo dijo mi papá, pero dice que ya lo supere y que lo deje de balconear en mis posts jijiji

MÍRAME A LOS OJOS

Volviendo a mis épocas de Tinderella, recuerdo que tuve dos dates en los que los galanes en turno me preguntaron mi edad. Y ya viéndolos a los ojos, pensaba: “¿Para qué miento? Además al rato no me van a salir las cuentas y voy a tener que mentir más y más, y se va a hacer una bola de nieve gigante, y qué espanto y qué flojera”. Entonces les contestaba: “jejejeje, pues mira, jijiji, la verdad, jejeje, en realidad, jijiji, tengo 39, jejeje, ¡oops!, jijiji”.

Lo peor del caso es que los dos cuates me dejaron de hablar (PLOP). Y sentí horrible. Pero entonces enfrenté mis miedos. ¡¡Fui a Tinder y puse mi verdadera edad!! Total, si me iban a dejar de hablar por eso, mejor que ni me dieran Like, ¿no? Porque aunque yo no me sienta (y según yo no me vea) de mi edad, es la que tengo. Punto.

Ahora bien. Yo supongo que estos cuates me dejaron de hablar porque me tacharon de mentirosa. Pero siento que si me hubieran preguntado por qué mentí, ¡¡¡les hubiera dado ternura!!! ¿O no? ¡¡¡YO me hubiera dado ternura!!! Lo digo en serio.

Y así, brujita querida, es como concluí que no todas las mentiras nacen de un lugar oscuro de traición, locura y venganza.

Creo que hay mentiras que son una pantalla para ocultar la realidad a los ojos de los demás, pero sobre todo a los nuestros. Porque quizá hay verdades que son muy difíciles de aceptar. No digo que no trabajemos en eso, que no vayamos a terapia si es necesario, ¡claro que hay que ir y hacer la chamba! Pero vamos, esta película (que, by the way, me hizo llorar tremendamente) junto con mi experiencia… pues me gusta pensar que me hicieron más consciente y más compasiva.

No estoy diciendo que la próxima vez que me veas me mientas, jajaja, ¡NO! Como dije anteriormente, se siente feo descubrir “la verdad”. Y lo pongo entre comillas porque esa es la otra. ¿Es la verdad según quién, para quién, desde qué punto de vista? Porque a lo mejor desde donde yo estoy parada veo un “9” y desde donde tú estás parada ves un “6”; ninguna está diciendo mentiras y aún así cada quien tiene “su verdad”. Ya bien lo decía Niurka hace tantos años…  

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Platicando sobre el tema, mi gurú Esteban Constante me resumió en 4 puntos las razones por las que mentimos.

Básicamente son las siguientes, me indicó:
1) Para ganar ventaja
2) Evitar castigo
3) Ganar estima
4) Evitar vergüenza

¿Y sabes qué, brujita? Guilty as charged!!! La que esté libre de pecado que tire la primera piedra. Yo he mentido por estas razones y muchas, MUCHAS más.

Con este post no busco justificar la mentira. Digo, también hay de mentiras a mentiras, ¿no? Una cosa es decirme que no cocino tan mal (jajaja) y otra confesarme que mi mamá no es mi mamá (say whaaaat?!). Osea hay mentiras que no afectan mucho, mientras que hay otras que cambian vidas (para bien y para mal).

Como te dije, no busco justificar la mentira. Lo que sí busco es hacernos más compasivas y a la próxima que cachemos a alguien diciendo algo no enteramente cierto, ir un paso más allá antes de juzgarlx y preguntarnos POR QUÉ LO HIZO. Y entonces quizá entremos a un terreno en donde gane la vulnerabilidad, la compasión y el perdón.

Porque, nuevamente, la que esté libre de culpa que tire la primera piedra.


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