Consejos que me ayudaron con el Alzheimer de mamá, a mí y a todos los miembros de mi familia.
Alejandro Gutiérrez Tremola (@AleTremola)
El Alzheimer es una enfermedad escabrosa, difícil y dolorosa. No hay reglas estrictas, cada paciente tiene comportamientos distintos por lo que deberán ir probando qué tolera y qué no, qué le afecta el ánimo, si disfruta de algunos sonidos o incluso identificar sabores que forman parte de sus nuevo gustos.
Esta enfermedad cambia todo en el paciente y no porque en su vida hizo o le gustó algo, seguirá siendo de esa forma. La paciencia, el amor, los cuidados y sobre todo el estar conscientes de la enfermedad, son factores claves en el tratamiento.
Fuerza en familia
1. Todos informados. Cuando se recibe el diagnóstico es importante que todos y cada uno de los miembros de la familia conozcan de la enfermedad y su progresión. Incluyendo a los más pequeños, para que entiendan a lo que todos se están enfrentando.
2. Cero culpas. Razonar que no es responsabilidad del enfermo, ni hay ningún tipo de intencionalidad en sus acciones. La paciencia es la mejor aliada. Hay que respirar y tomar decisiones basadas en la lógica y no en las emociones.
3. Crear rutinas. Deben establecerse hábitos que permitan al paciente identificarse en tiempo y espacio, mientras sus capacidades lo permitan. Mantener horas de baño y comida son parte de esa cotidianidad en la que se sentirá más cómodo.
4. Trampas al comer. La alimentación es un tema importante. En ocasiones hay que disfrazar los sabores de algunos alimentos con edulcorantes, quesos o algún condimento que haga más fácil que se lo coman. En estados más graves, el licuado en papillas es una buena opción.
5. Musicoterapia. Es una excelente idea ponerlos a escuchar no solo instrumentales o música clásica, sino también ritmos bailables e incluso su música favorita. Esto será provechoso para su estado de ánimo. Claro, manteniendo un volumen que no lo abrume.
6. Sin perder la pista. Todo el tiempo hay que estar “poniendo un ojo” en el paciente para saber en qué anda. Por las noches activar un monitor de bebé (que incluya cámara, detector de movimiento y sonidos) en su habitación permitirá a los cuidadores tener un poco de independencia y tranquilidad, pero manteniendo la supervisión.
7. Solo lo bueno. No discutas con el paciente o le recuerdes malos momentos, como cuando pregunte por sus padres o algún familiar que ya falleció. El decirles la verdad podría cambiarles anímicamente y es algo que olvidarán en minutos. Endulzar la respuesta satisface su pregunta y no le afectará.
8. Ejercitar su memoria. Hacer crucigramas, rompecabezas, sopas de letras y otros pasatiempos o hobbies como leer, cantar, bailar, tejer, jugar con mascotas, etc. retardará el proceso de deterioro cognitivo.
9. Socializar. Incluir al paciente en actividades familiares es una buena opción, ellos se sienten parte y pueden tener una mejor calidad de vida. Salidas familiares, viajes e incluso actividades cotidianas como comer en la mesa o ver juntos la tv, les da seguridad y potencia los vínculos afectivos.
10. Grabar y fotografiar. Crea recuerdos familiares con cada uno de los miembros. Capta momentos que querrán atesorar. Cuando el paciente ya no esté, serán parte de esa memoria de los seres queridos, especialmente para los niños.
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