En la era de los reality tv» y las «Kardashians» no es para nada sorprendente que el debate presidencial de Estados Unidos se torne en algo similar.
Es bastante desalentador que, a pesar de los esfuerzos inteligentes de la candidata Hillary Clinton, su oponente el señor Trump hizo del último debate un monólogo de verdades a medias y de insultos en vez de propuestas al momento de argumentar. Al decir «que nadie respeta a las mujeres más que él» y 5 minutos más tarde se refirió a su oponente como una mujer y persona «Nasty» ( una forma muy despectiva de llamar a una persona) demuestra cierta incoherencia.
Aunque acá no estamos para hablar de política si no de moda, veamos su expresión en este contexto. Con su máxima impresión de cinismo y show, el clan Trump (hijas y esposa) vistió de negro.
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Melania decidió vestir Ralph Lauren, el diseñador que ha venido vistiendo a la candidata demócrata durante los debates. En un modo muy «a lo Trump» Melania lució un traje muy parecido a los que Hillary y lo hizo sin pedirle permiso a la marca. De hecho, la casa de moda declaró que no tenía la información que Melania vestiría esto. Vale destacar que aunque el equipo de relaciones públicas ha sido sumamente discreto al vestir a Hillary –pues no quieren que esta colaboración se vea con fines comerciales– no titubearon a la hora de afirmar que no tuvieron nada que ver en la decisión de Melania en vestir la marca. Para ellos fue una sorpresa.
Hillary por su parte, vistió un traje de Ralph Lauren color crema con botones grandes con una total simetría recta. La verdad es que tiene un parecido al traje típico venezolano, llamado “Liqui Liqui”. El diseño transmitió paz, seguridad y poder. El atuendo y look final de Hillary es de una luchadora, y bien pensado ya que siguió la estrategia a la marca americana que la ha venido vistiéndola.
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Me gustaría ver a una Hillary que goce un poco más de su feminidad. Siempre he dicho que la mujer más fuerte siempre es la que mantiene su esencia y delicadeza. Sin embargo, respeto su estilo y me gusta. Ansiosa de ver que deparará su futuro a la hora de vestir. Y por ahora ya podemos decir que Ralph Lauren es parte de esta historia, en la positiva y en la cínica.
Una columna de opinión de Gabi Ramos desde Nueva York.
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