Probablemente hayas escuchado sobre la microbiota y lo relaciones al estómago, ¿cierto? Pues la novedad es que en tu piel también existe y se conforma por microorganismos vivos como bacterias, virus, parásitos y hongos que habitan en la capa más superficial de la piel que actúan como barrera protectora de la misma.

¿Qué es eso?

También conocida como flora cutánea, esta barrera con más de 500 tipos de microorganismos se forma desde el nacimiento y conforme crecemos, va evolucionando de forma crónica gracias a diversos factores como edad, sexo, genética, humedad, pH, localización geográfica, entre otros.
Cuando este ecosistema se desequilibra, aparecen enfermedades dermatológicas como psoriasis, dermatitis atópica e incluso brotes.
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Foto de  Gustavo Fring en Pelexels

Foto de Gustavo Fring en Pelexels

¿Qué causa alteraciones?

Uno de los factores que podría alterar este sistema de protección natural de nuestra piel, son los productos cosméticos que utilizamos en el día a día, razón por la cual, gracias a la ingeniería cosmética, existen productos de skin care que ayudan a proteger y reforzar nuestra microbiota facial.
Entre las tendencias cosméticas para el cuidado de nuestro rostro, se encuentra el utilizar productos de origen vegetal o extractos naturales cuyos beneficios sean aprovechados al máximo.
Tener una flora cutánea abundante y equilibrada es elemental para la salud general y especialmente para la apariencia de tu piel. Además, todos los microorganismos que la constituyen te ayudan a producir vitaminas, hormonas e incluso a mejorar tu estado de ánimo.

¿Cómo detectar si la microbiota de mi rostro está sana?

Si tienes una microbiota facial desequilibrada a simple vista lo podrás notar a través de señales como resequedad, exceso de sebo, espinillas, brotes e irritación o enrojecimiento constante.
Es importante que tomes en cuenta que debes evitar el uso de jabones en barra para tu rostro, ya que este tipo de productos son alcalinos y alteran el pH natural de tu piel, opta por shampoos faciales y cuando te seques, no te talles. La fricción excesiva en tu rostro al secarte hace que tu piel sea un terreno fértil para infecciones.
Seca con pequeños toques.
Busca sueros faciales que sean de hidratación profunda y tengan propiedades antiinflamatorias, especialmente si tu piel es grasa. Evita aquellos con ácido salicílico (a menos que un médico te lo haya recetado), ya que estos a la larga pueden manchar y resecar tu piel. Ojo, toma el agua que tu cuerpo te pida, no importa si es un vaso o dos litros, aprende a descifrar las necesidades de tu organismo.
Ahora que conoces más sobre el ecosistema que habita en tu piel, recuerda que no todas las bacterias y virus son malos, tu microbiota es única y hace mucho por mantener la apariencia de tu piel sana y reforzar tu sistema inmune. ¡Cuídala!
Fuente: ASH Natural Concept.


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